La mirada de Caballero
Luis Larraín Director ejecutivo Libertad y Desarrollo
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Luis Larraín
Ricardo Caballero viene analizando la economía mundial, sus ciclos y tendencias, poniendo gran atención a la disponibilidad o escasez de activos de riesgo en los mercados. Con posterioridad a la crisis financiera de 2008, advertía acerca de la carencia de activos de bajo riesgo, que se reflejaba en sus precios y que dificultaba la recuperación de la inversión.
Casi diez años después, Ricardo continúa con su marco teórico para analizar la economía mundial y advierte hoy una baja demanda por activos de riesgo, en buena medida provocada por riesgos de tipo político. Así, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el Brexit, la inestabilidad en Italia y su posible efecto sobre el euro, son todos elementos que están actuando sobre las expectativas, con la característica, además, de un efecto de red, que, si bien distribuye entre muchos nodos el riesgo atenuándolo, cuando se transforma en un fenómeno sistémico puede volver a amplificarlo.
El efecto de red en el comercio exterior se refleja en que las exportaciones de un país no sólo son de ese país, sino que tienen componentes de muchos otros. La presencia de empresas gigantes, en el mundo de la tecnología, por ejemplo, también puede amplificar los problemas cuando afectan a uno de ellos. A esto se agregan otros riesgos políticos propios de un mundo más convulsionado y conflictivo, donde las fuerzas políticas tradicionales se ven amenazadas por nuevos movimientos y partidos con posiciones más radicales.
En el Seminario del Grupo Security la semana pasada, el destacado economista chileno agregó un elemento nuevo a su análisis. Caballero advierte una brecha entre los retornos al capital de los inversionistas más sofisticados, generalmente personas de alto patrimonio, y los que obtienen las personas agrupadas en la gran clase media. Los primeros, a través de asesorías adecuadas y de una mayor preferencia por riesgo, pueden acceder a inversiones que rentan mucho más, típicamente private equity. Los segundos, en cambio, deben contentarse con los modestos retornos de los instrumentos tradicionales de riesgo, en este mundo de tasas de interés bajas que aparentemente está para quedarse un tiempo.
¿Cómo acortar esta brecha, se pregunta Caballero, para que los beneficios del capitalismo sigan llegando a las masivas clases medias y no solamente a los inversionistas sofisticados? Su respuesta es que hay que buscar mecanismos para dar acceso a las clases medias a activos más riesgosos, pero al mismo tiempo cautelando que no tengan tan altas exposiciones a una disminución brusca en el precio de esos activos. Esta necesidad se hace más evidente si pensamos que también en la clase media, y sus ingresos, recaen buena parte de las amenazas de la automatización que ya están aquí.
Una de las formas en que se puede ayudar a los sectores medios a soportar estos riesgos es con mecanismos de seguro. En ese sentido, no estaría tan desencaminada, debemos reconocer pese a haber criticado algunos de sus aspectos, la reforma de pensiones propuesta por el gobierno del Presidente Piñera cuando recurre a distintos seguros. Distinta es la implementación práctica de ella. Allí, Ricardo Caballero llama a ser cautelosos con los mecanismos de financiamiento vía impuesto al trabajo por sus efectos sobre los mercados laborales. Ciertamente un financiamiento vía rentas generales es menos dañino. También, agregamos aquí nosotros, la institucionalidad para administrar seguros de ese tipo no tiene por qué incluir una administración estatal.